La nueva variante Ómicron, y las perspectivas en la política monetaria de EE.UU. continúan generando incertidumbre en los mercados, mientras la industria espera los números de la inflación de la próxima semana, reconocen los analistas de Puente, Morgan Stanley e ING.
Los futuros de los principales índices de acciones en Estados Unidos operaron mixtos en la mañana de este lunes. El viernes, el Dow Jones cayó un 0,2%, el S&P 500 un 0,8%, y el Nasdaq un 1,9%. Por su lado, el rendimiento del bono del Tesoro americano a 10 años se ubicó en 1,39%.
“En este contexto, luce adecuado priorizar instrumentos con gestión activa en renta variable global de calidad, los cuales exhiben menos sensibilidad al incremento de la volatilidad”, dice el informe de Puente.
Este viernes se dará a conocer el dato de inflación de noviembre para Estados Unidos, el consenso de analistas espera un incremento del 0,7%m/m y de 6,8%a/a, lo que representaría el mayor nivel de inflación desde 1982. Por su parte, la inflación núcleo (sin alimentos ni combustibles) se espera en 0,5%m/m y 4,9%a/a.
El dato será especialmente relevante de cara a la reunión de la Fed de la semana que viene, en la que se esperan definiciones sobre la proyección de variables económicas clave como crecimiento, inflación, desempleo, y el sendero estimado para la tasa de interés de referencia, estiman los expertos de la gestora argentina.
Por otro lado, desde Morgan Stanley, reconocen que la inflación está mostrando cierto poder de permanencia y parece alta según una serie de medidas, ya sea que los datos sean calculados por agencias gubernamentales o estimados por la propia Fed.
En los mercados, las tasas de equilibrio del Tesoro, una medida de la inflación esperada, están aumentando a medida que los operadores de bonos aceleran las estimaciones de cuándo la Fed comenzará a subir las tasas de interés, dice el informe de la firma.
Mientras tanto, las acciones continúan registrando nuevos máximos y registran valuaciones ricas sostenidas por tasas de interés negativas ajustadas a la inflación o «reales».
Estas opiniones divergentes de los inversores son la naturaleza de los mercados, pero dada la dinámica actual, preocupa cada vez más que se esté desarrollando una división notable entre Wall Street y Main Street.
En el mundo «real», fuera de Wall Street, la inflación se tiene en cuenta por completo, y tanto los consumidores como las empresas parecen mucho menos optimistas, dice Morgan Stanley.
La compañía resalta la caída más grande en los últimos 10 años del indice de confianza del consumidor, la caída del empleo o la poca recuperación de los puestos de trabajo.
En cuanto al Wealth Management, Morgan Stanley se pregunta si están siendo demasiado pacientes los formuladores de políticas o si se está exagerado el pesimismo del mercado de bonos
“Las fuentes de esta tensión son reales. Sin duda, se prevé que el PIB crezca un 4,9% por encima del promedio en 2022, y la demanda reprimida de servicios podría combinarse con un mercado laboral fuerte para sostener tendencias minoristas positivas. Sin embargo, al mismo tiempo, el poder adquisitivo de los consumidores está disminuyendo. Aun cuando se estima que el gasto real está aumentando a una tasa anualizada del 6,5%, una vez que se tiene en cuenta la inflación, el crecimiento del ingreso real está cerca de un mínimo de 20 años, en -1,2%”, explican los expertos de Morgan Stanley.
VOLATILIDAD DE LA MONEDA
La volatilidad del tipo de cambio de los países del G7 está en sus máximos del año y no es difícil ver por qué durante la última semana, las noticias de la nueva variante Omicron han introducido una prima de riesgo nueva y, hasta ahora, no dimensionada en los mercados de activos globales, expone el informe del banco holandés ING.
La curva de rendimiento de EE.UU. siguió el ejemplo de esta combinación de eventos, con la curva del Tesoro de 2 a 10 años aplanándose un enorme 14 puntos en la opinión de que la Fed de Powell seguiría adelante con el ajuste, independientemente de lo que Omicron significó para el crecimiento.
Normalmente, una curva de rendimiento estadounidense más plana es una señal deflacionaria, es decir, se están aplicando los frenos monetarios y eso es una mala noticia para las monedas pro-crecimiento, sensibles al riesgo y normalmente bueno para el dólar.
Sin embargo, con el dólar ya cerca de los máximos del año en la historia de normalización de la Fed, el entorno actual ciertamente parece más mixto. Las divisas de materias primas, como el dólar canadiense y el rublo ruso (dos de nuestros favoritos) han encontrado un buen soporte después de una reciente paliza y el dólar ha luchado por mantener ganancias frente a los de bajo rendimiento como el euro.
De hecho, hay indicios de que los inversores están aprovechando estos tiempos de incertidumbre para pasar de los mercados de renta variable occidentales con mejores resultados y volver a los mercados percibidos con mejores precios como Corea, donde tanto la renta variable local como el won coreano disfrutaron de fuertes ganancias durante la noche.
Los datos de EE.UU. deberían seguir mostrando cifras sólidas durante las próximas semanas (ISM y ADP hoy), lo que fomentará las expectativas de que la Fed podría volverse más agresiva en la reunión del FOMC del 16 de diciembre (a pesar de Omicron).
Eso debería significar que el dólar cae frente a los de alto rendimiento, resultan poco profundos. Esta nueva actitud agresiva de la Fed enturbia nuestra opinión de que el dólar podría corregirse a la baja hacia fin de año debido a la desaceleración de la actividad de ajuste del balance.